El Colonizador

¡Un Paraíso Caribeño: Cortesía del Genocidio, la Esclavitud y la Ambición Colonial!

¡Pásele, mi gente! ¡Vean con sus propios ojos la joya de la corona del Imperio Español: ¡Puerto Rico! Donde las playas son blancas, el azúcar bien dulce, y las violaciones de derechos humanos son de primera calidad.

Primero, un caluroso (y lleno de viruela) saludo a nuestros invitados fundadores: ¡los conquistadores españoles! Armados con lo último en ambigüedad moral del siglo XVI, le “presentaron la civilización” al pueblo taíno —o sea, esclavitud forzada, ejecuciones públicas y borrado cultural. ¿Para qué convivir si puedes dominar completamente?

Avanzamos unas décadas y la mano de obra empieza a escasear. ¡No hay problema! España tenía un plan B: ¡importar africanos por barco, a montones! Porque, ¿qué sería de una economía de plantación sin trabajo forzado, latigazos y un sistema de castas basado en el color de piel? Eficiencia y deshumanización, todo en un práctico paquete colonial.

Y no olvidemos el compromiso de la corona con la diversidad… del sufrimiento. Ya seas taíno, africano o un sujeto colonial de raza mixta, ¡España tenía un plan de opresión hecho a tu medida! ¿Derechos sobre la tierra? Ni soñarlo. ¿Autogobierno? Qué ternura. ¿Alfabetización? Solo si es para leer la Biblia mientras cortas caña.

Pero claro, la historia sigue avanzando, y eventualmente España consideró amablemente permitir que los puertorriqueños participaran en el gobierno… siempre y cuando fueran ricos, blancos y recordaran quién mandaba.

Así que levanten sus copas de ron colonial y brinden por el progreso. Pero no pregunten quién sembró la caña, construyó las ciudades o enterró sus muertos en fosas sin nombre para que todo esto fuera posible.

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